Territorio
despedazado
un bote regresa
de la rompiente
una espiral de astillas
un resplandor de agua
y restos de madera
lejos de allí, sobre la hierba
que verdea entre mis manos
camina una hormiga
su andar desorientado
siento sobre mi brazo
por el camino de venas
el peso
de su soledad en mí
ella camina sin saber
que el humano es territorio
caprichoso
la posibilidad de un movimiento
asesino
en la trama del pulgar
pero afuera la noche
trae un perfume de sal
el viento une
ramas
pelos
antenas
tranqueras
y me toca decidir
que esta vez
aquí nadie mata a nadie
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